Piedra de lava: 

Aunque proviene del sordo retumbar de las entrañas de la tierra, es una formación mineral benéfica, trayendo alegría, para ser utilizada para el apaciguamiento. Su aspecto rugoso contrasta con la suavidad y calidez que contiene. Influye positivamente en la persona que lo posee, dándole coraje, confianza en sí mismo, fuerza. Procedente del vientre del mundo, lleva en sí renacimiento, novedad, cambio. La potencia de fuego que contiene se convierte en potencia positiva, su magnetismo natural ayuda a superar las dificultades de la vida cotidiana. Esta formación mineral también es un aliado para la reconstrucción psicológica que aporta fuerza para superar traumas, bloqueos ocultos, emociones negativas y excesivas. Este mineral tiene un gran efecto sobre la ira, la frustración, la irritabilidad. Es también un medio del inconsciente por excelencia que conduce al autoconocimiento.